|
VIII
NO
LLORÉIS, MUJERES DE JERUSALÉN
(Te adoramos, Cristo, y te bendecimos)
Llorar, no. Sufrir.
No lloréis por mí.
Sufrid por vosotras y por vuestros hijos.
No quiero espectadores de mi pasión.
¡Vosotras que lloráis al borde del camino, callad!
No es hora de llorar; es hora de sufrir y de amar:
de sufrir por los hombres, de amar la redención.
Entrad en el misterio. Lloráis de compasión;
pero no basta.
No lloréis por mí, sufrid por los hombres;
por los que me rechazan, por los que me condenan,
por vuestros hijos, que pidieron mi muerte ante Pilato.
¡Llorar, no. Sufrir!
(Hemos pecado, Señor, Ten piedad de nosotros)
|